“En la ficción hay cierto idealismo"
FEDERICO OLIVERA

El actor con varias facetas por descubrir presenta una nueva obra a sala llena. Desafía nuevos episodios de galán y funciones como director y dramaturgo.
“Son varias las aristas que van configurando una ficción”, analiza Federico Olivera, el artista que pivotea entre la actuación, la música y la dirección hace más de 30 años.
Estrenó en una sala del off la obra “El fondo de la escena”, con entradas agotadas y críticas laudatorias. Es un trabajo propio que transcurre entre la realidad y la ficción.
“No trato de hacer el retrato de una anécdota sino que me voy nutriendo de muchos factores. Uno de ellos fue un episodio largo que tuve con mi papá, quien padecía insuficiencia renal, que lo fui viviendo con mi familia. Esos son ámbitos donde ocurren a veces situaciones tragicómicas si empiezan a formar parte de tu cotidianeidad. También es una invitación a reflexionar sobre los sentimientos que significa acompañar a un familiar”, describe el artista sobre la trama.
En su tercera obra teatral original son tres hermanas las que motorizan un secreto a punto de estallar, que desde lo afectivo encendió a Federico para representar personajes femeninos, “otro lugar de mí”.
-¿Qué lugar?
-En un lugar donde me hago preguntas. De alguna manera en la ficción hay cierto idealismo y en los personajes femeninos míos hay algo de eso que se juega. Una manera más sensible, quizás, de mirar el mundo. Escribir y dirigir personajes femeninos me sensibiliza distinto.
En su primera pieza, “Matar el pensamiento”, trabajaba con los vínculos familiares también, ¿Es uno de sus factores de ficción?
-Me súper interesa entrar en esas rutinas familiares donde todo parece que está más o menos ordenado, pero hay una verdad oculta. Algo que no se puede terminar de decir hasta que explota la bomba. Patear el hormiguero. Hay una novela en todas las familias, los personajes están escritos, pero cuando eso se rompe, ahí aparecen los sujetos. Es aquí donde creo aparece de verdad la identidad de cada uno.

TERRITORIOS POR EXPLORAR
Los caminos pueden estar sellados o las atracciones pueden obligar otras vueltas por el territorio que no es el mapa. Así lo comprende Federico Olivera cuando reflexiona sobre el futuro de sus dos hijas como artistas. “Violeta está terminando su carrera de grado en Letras, en la Universidad de Buenos Aires, y por aplicar una beca en Brasil. Clara estudia música. Ellas están experimentando sus caminos (pausa). El arte es una pregunta. Una proyección sobre el otro, es riesgosa porque no es lo que desea uno. Ni tampoco uno es la misma persona mañana. Con Soledad le damos un estímulo para que alimenten sus deseos. Es un territorio que siempre ofrecimos para que las chicas experimenten todo lo que desean y puedan”, señala.
-Entre la primera obra escrita y dirigida pasaron 20 años, y más de 10 de la segunda ¿Porqué el lapso?
-Tiene que ver con mis tiempos apretados por los trabajos, con mis necesidades de subsistencia(risas). Pero además porque voy intentando que me bajen los temas. Tengo otros textos escritos pero me tiene que caer la ficha para concretar. También tengo otros intereses, tales como, la música. Por ejemplo, en esta obra compuse todos los fondos musicales. A veces parece que el multi- interés es algo divertido pero después termina siendo una pesadilla. Es muy difícil estar tan diversificado en la exigencia moderna.
Los comienzos de Federico Olivera fueron cuando era niño, su madre estuvo ligada al campo audiovisual, casi en simultáneo con su hermano (también actor) Diego Olivera. Siendo adolescente trabajó en la producción publicitaria y se interesó por el mundo del cine, con estudios en la prestigiosa escuela pública dependiente del INCAA.
Antes de los 20 años integró el elenco del éxito “Son de Diez”, la serie con Florencia Peña y Silvia Montanari, que encandiló a una generación entera en la curva de los ‘90.

CASA DE ARTISTAS,HOGAR DE AMOR
Una casa de artistas podría ser un problema. Una batalla de egos. No ocurre en el hogar que construyeron Soledad Villamil y Federico Olivera desde que se enamoraron en Villa La Angostura, en 1996 durante un rodaje; reafirmaron su amor casándose en San Antonio de Areco en 2021.
“La verdad es que todo es muy independiente y cada uno está en su búsqueda, más allá de lo que podamos aportar cada uno como artistas al otro. Hay mucho respeto, que es más que una frase hecha. El ejercicio cotidiano es escucharnos primero. Nos vamos nutriendo con la mirada del otro. En nuestra casa cada uno tiene un lugar para trabajar”, comenta Federico.
Soledad es para Federico: “Todo. Me sigue encantando su manera de ver el mundo, su sensibilidad, su humor, sus ganas de hacer cosas y su fuerza inagotable".

En los tiempos que cimentaba la relación con Soledad Villamil, con quien iniciaría una vida juntos a partir de la coincidencia en 1997 durante las filmaciones de la película “La vida de Muriel”, Federico fue construyendo un camino distinto al esperado.
“Es muy loco porque además de estar todo el tiempo en pantalla chica desde los ‘90 a la actualidad, hice una serie para TNT, " Tu parte del trato’" y acabo de filmar otra película que se llama "La voz ausente’”, ríe el actor que también participó de “Floricienta” (2005) y “Simona” (2018).
-¿Las diversas facetas, generan diversas observaciones?
-Mi vida actoral vinculada al audiovisual tiene varios capítulos. Cuando volví hacer lo que siempre hice, es decir, actuar en televisión, sentía que no encajaba con la fama televisiva. Para mí no hubo ningún corte sino la continuación de lo que ya venía haciendo desde chico. Parecía que todos esperaban que haga de galán por siempre.
Son las cosas que hago y pasan, con el tiempo, las que terminarán hablando de lo que soy.
Texto: Mariano Oropeza (Especial)