Un novedoso tratamiento con dióxido de carbono permite activar los tejidos generando una mejora en la oxigenación celular.
En el universo de la medicina en general se desarrollan tratamientos que encuentran otras ventajas en el ámbito de la estética. La carboxiterapia es un precedente interesante. Este tratamiento se desarrolló con fines cardiológicos, es decir, algunas patologías vinculadas a la especialidad se trataban con ese procedimiento.
Más adelante en el tiempo, los centros de estética analizaron los efectos del uso de dióxido de carbono para sus propósitos y lo incluyó con excelentes resultados para mejorar la piel del rostro y del cuerpo.
El tratamiento con dióxido de carbono no es una cirugía, entre los métodos estéticos se lo considera no invasivo, ya que, la infiltración del gas se realiza mediante inyecciones.
La carboxiterapia permite una mejor oxigenación de las células mediante un proceso que se genera con el CO2, este gas hace que se disperse serotonina, histaminas y catecolamina que son neurotransmisores que relajan los tejidos y en consecuencia, colaboran en la correcta circulación de la sangre en las arterias. Es por eso que al principio se usaba en tratamientos coronarios y para tratar patologías vinculadas al sistema circulatorio.
Dependiendo la zona que se trate una sesión dura entre 20 minutos a una hora, la cantidad de aplicaciones varía en función del plan que haya propuesto el profesional siempre vinculado a la severidad de cada caso.
Al concluir la aplicación algunos pacientes experimentan ardor o presentan leves hematomas, lo cierto es que es un tratamiento ambulatorio.
Si bien la carboxiterapia no tiene contraindicaciones, se recomienda no ser aplicada en pacientes con diabetes, afecciones en los riñones, con cáncer y mujeres embarazadas o en período de lactancia.
El tratamiento con dióxido de carbono se practica en los centros de estética para tratar principalmente:
- Celulitis.
- Grasa localizada.
- Estrías.
- Arrugas faciales.
- Flacidez de la piel facial.
- Blanqueamiento de ojeras.
En los centros especializados donde se practica la carboxiterapia se emplea para combatir la celulitis, quitar grasa localizada y ralentizar el proceso de envejecimiento.
La aplicación de dióxido de carbono se realiza mediante una aguja muy fina conectada a un equipo que controla el flujo y volumen de gas. Antes de finalizar la sesión se realiza un masaje en la zona trabajada a los efectos de distribuir el gas.
En términos generales, los especialistas explican que parte del CO2 se adhiere a la grasa y el resto al torrente sanguíneo donde se contacta con la hemoglobina que genera la oxigenación e incrementando el flujo de sangre en el sistema circulatorio.
Además, esta mejora en la distribución de oxígeno en la sangre facilita la combustión de la grasa por eso tiene óptimos resultados en la carrera de combatir la celulitis. Complementariamente, reduce la acumulación de grasa impidiendo las adiposidades localizadas que en definitiva previenen las estrías, remodela la silueta y aporta elasticidad a la piel.
La firmeza de la piel se produce por efecto del dióxido de carbono también, porque estimula la formación de fibras de colágeno en consecuencia la piel estará mas tersa.
Por último, la mejora en el proceso de oxigenación va a permitir que la pigmentación de las ojeras se aclare e incluso se logre tensar la piel de esa zona de los ojos.
Texto: A.S.