"La vida es intercambio"
BETIANA BLUM
CON LOCALIDADES AGOTADAS, “COQUELUCHE” ES EL GRAN FENÓMENO DE LA TEMPORADA. GRANDE Y PROFUNDA COMO LA ACTRIZ ÍCONO DE LA ALTA COMEDIA ARGENTINA.
“EN LA ACTUALIDAD dame un papel que tenga ternura”, implora Betiana Blum, la primera actriz que rompe taquilla en avenida Corrientes con la obra “Coqueluche”; doble función los fines de semana. “Sin la ternura, ¿qué sería de nosotros? Ni hablar con el presente que tenemos. Es un momento donde el mundo necesita este tipo de teatro que habla de las personas y el cómo vivir juntos sin importar las diferencias”,señala la actriz.
Varias generaciones recuerdan la puesta de los ‘70 de “Coqueluche” con las capocómicas Nini Marshall, luego Ana María Campoy, más Thelma Biral.
Nueve temporadas a sala llena de la adaptación de una vieja película española que encuentra en el genio desatado de José María Muscari a un contemporáneo intérprete, “Tengamos en cuenta que esta es una versión muy Muscari. O sea, incorpora toda la comedia familiar de la versión anterior, el costado humano que hace que las obras atraigan a la gente, y ahora agrega la cuestión contemporánea del teatro de Muscari, con mucho color y cuadros musicales que antes no existían. Muscari es un creador nato. Más que ‘Coqueluche’ versión 2023 es una experiencia”, redondea la actriz, que comparte marquesina del Multiteatro Comafi con Mónica Villa, Mario Guerci y Agustín Sullivan.

-¿La ternura es el eje para aceptar papeles en la actualidad?
-Es un momento de mi carrera donde tomo papeles que resuenen en mi alma. “La pipa de la paz” de Alicia Muñiz es una gran obra argentina que presenté durante casi cuatro años. Me resultó muy adecuada en esta época de discusiones, poca escucha y separaciones. Adecuada como esta aventura junto a Tomás Rottemberg y Muscari llamada “Coqueluche”.
“Lo natural en la vida es que uno se vaya cruzando con otras generaciones. Siempre hay intercambios. La vida es intercambio. Uno tiene que estar atento a lo que te ofrece el otro, tomarlo, y dar lo mejor de uno”, analiza la actriz chaqueña que viajó a Buenos Aires desde Sáenz Peña. Amante de la Literatura, su padre trabajó en la industria del algodón y su madre fue pianista. “Estudiaba Letras y me encantaba el poder de la palabra. Tengo muchísimo respeto por el texto, por más que tome mis libertades cuando actúo , y digo la palabra que escribió el autor, tal cual, sin agregados. El teatro me llega como una manera de seguir en la literatura”, señala la actriz y recuerda que en su ciudad natal organizó una compañía amateur llamada Las Sacha Chispas.
BETIANA Y EL TEATRO DE LA VIDA
El juego eterno y sagrado. Betiana Blum en más de 60 años de teatro, cine y televisión forja la antorcha de una expresión humana esencial que ningún virus biológico ni tecnológico pudo, ni podrá, aniquilar: la responsabilidad. “Mi profesión es actuar. Es pasar los textos que respeto y que me agradan. Me gusta mucho además lo que pasa con el público, que se rían o se emocionen me alimenta en el escenario. Es algo que valoro mucho de la profesión. Mi responsabilidad es dar lo que pida el texto. Hacerlo con profundidad y entrega. Después se verá qué pasa con el público, cómo lo recibe, cómo lo disfruta. Ese es el sentido del teatro. Una de las pocas cosas vivas que nos está quedando. Por eso el teatro es algo tan importante en la era post pandemia. Además, creo que se nota mi capacidad para disfrutar, y divertirme, en algo muy serio de hacer que es la comedia. Una gran paradoja. Hacer comedia es algo muy divertido y, a la vez, es algo muy serio”, reflexiona Blum.


-Trabajó hace poco en plataformas, “El buen retiro” disponible en Flow, ¿extraña la masividad de antaño, el rating de más de 50 puntos?
-No soy de mirar para atrás. Siempre en tiempo presente, elijo lo mejor. Ahora elijo “Coqueluche” porque es lo que más me representa hoy. Soy de las que se adaptan a los tiempos. Muy leonina. Si brilla el sol, estamos todos bien. Es una broma claro, no es que esté todo bien, pero la salida de un nuevo día, una nueva mañana, es un voto de esperanza.
Para Blum que actúo en 30 películas, y ganó todos los premios de su arte, la risa es el combustible. “Me río realmente de todo, aunque esté enojada. Me alimento de esas situaciones, donde uno si observa bien, se da cuenta que no hay una sola cosa, somos un cúmulo de cosas, y muchas son re- almente chistosas. En los peores momentos, gracias a Dios, uno puede elegir amargarse o tener una mirada amplia. Se ve más con el humor”, remata Betiana quien publicó en 1997 “Sentirme bien, guía para el autoconocimiento y la felicidad".
BETIANA Y EL TEATRO DE LA VIDA
El juego eterno y sagrado. Betiana Blum en más de 60 años de teatro, cine y televisión forja la antorcha de una expresión humana esencial que ningún virus biológico ni tecnológico pudo, ni podrá, aniquilar: la responsabilidad. “Mi profesión es actuar. Es pasar los textos que respeto y que me agradan. Me gusta mucho además lo que pasa con el público, que se rían o se emocionen me alimenta en el escenario. Es algo que valoro mucho de la profesión. Mi responsabilidad es dar lo que pida el texto. Hacerlo con profundidad y entrega. Después se verá qué pasa con el público, cómo lo recibe, cómo lo disfruta. Ese es el sentido del teatro. Una de las pocas cosas vivas que nos está quedando. Por eso el teatro es algo tan importante en la era post pandemia. Además, creo que se nota mi capacidad para disfrutar, y divertirme, en algo muy serio de hacer que es la comedia. Una gran paradoja. Hacer comedia es algo muy divertido y, a la vez, es algo muy serio”, reflexiona Blum.
-¿Qué cancela su sonrisa?
-(Silencio) Si tengo que ir a lo profundo, y perder la sonrisa un minuto, que me acompaña en todo lo que hago, diría que me pone mal la situación de tanta gente sin techo ni trabajo. Es fundamental asegurar eso para nuestros compatriotas. Espero que la gente que se ocupe de esos temas encuentre una manera razonable.
-Su hijo es un reconocido guionista, Sebastián Perrota, y su nieto Renzo estudia actuación, ¿cómo los acompañó en seguir sus huellas de actriz?
-Sin imponerles nada. Creo que los chicos están más pendientes de lo que uno hace, más que de lo que uno dice. Mi principal influencia, o inspiración, será lo que interpreten ellos de mi trabajo. Cómo lo hago, cuáles son las convicciones que transmito, cuáles son las actitudes que comparto. Realmente siento que estas nuevas generaciones, tan atentas y comprometidas, son generaciones de luz. Soy de las que piensan siempre lo mejor del futuro.
Cada mañana salgo para conocer algo nuevo. La vida es aprender. No nos damos cuenta de eso. Y por eso nos enojamos. Mi pregunta al levantarme es ¿qué aprenderé hoy?.
Texto: Mariano Oropeza

Esperando la carroza, escena inolvidable de Betiana Blum.
Betiana Blum y Gastón Ricaud hacen la Pipa de la Paz, obra de Alicia Muños.