“Lo más lindo del ser humano es la vocación"

  CECILIA DOPAZO

La actriz que marcó la generación del ´90, con hitos en teve y cine, cambió hacia un presente  movido con trabajos potentes en teatro, cine y plataformas.

“Vivimos un ciclo detrás de otro, iguales de duros, aunque todos bastante diferentes”, señala Cecilia Dopazo en relación a la obra “Made in Lanús”, el clásico argentino que volvió a la calle Corrientes. “A diferencia de otros años, hoy lo que cambió es que está todo muy polarizado. Esta es una obra que habla de la realidad argentina de los años ‘80, pero repasa un poco lo que venía pasando ya desde los padres de los protagonistas, las revoluciones, revueltas sociales y las deudas políticas. Primero ilustra eso con humor y respeto, y después se va dramatizando. Esa atmósfera está a la altura de las circunstancias de lo que estamos viviendo. Que es muy triste”, destaca Dopazo, que comparte cartel junto a Malena Solda, Alberto Ajaka y Esteban Meloni; dirigida por Luis Brandoni. 

De vuelta comparte el trabajo con Brandoni, a lo cual confiesa Cecilia Dopazo: “No podía creer la suerte que tenía de trabajar con Brandoni. De joven, mientras seguía estudiando, ese privilegio enorme, venía de hacer algo de teatro y mucha televisión, a partir del éxito de “Clave de Sol”. Después fue la película “Tango Feroz” muy vista, y por ende popular, pero también de prestigio con guión de Aída Bortnik, la guionista de “La historia oficial”; y Marcelo Piñeyro, quien venía de trabajar con Luis Puenzo. Mis comienzos fueron esa combinación de lo popular y lo prestigioso”, recuerda Dopazo de mojones que una generación no olvidará.

¿Qué diferencia la actual puesta de “Made in Lanús” con la de los ‘80?

Conserva el amor que hay entre las dos cuñadas, a pesar de sentir y pensar distinto. La historia las une y las encariña mucho, aunque piensan diferente, como en tantas familias. La diferencia con la actual es que las relaciones no estaban tan polarizadas y agresivas como ahora. No se hablaba de grieta. Hoy por hoy se puede arruinar el asado familiar. Esa picadita que se arma en la escena hoy quizás sería más áspera. Y me pareció súper interesante mostrar que existió otra realidad, más fraterna.

-En esta historia de desarraigo, diferencias y sentimientos duraderos, ¿es el amor la salvación?

-El amor está por encima de todo. Y el respeto por ideas de los demás está por encima de la rencilla. Y el texto de Nelly Fernández Tiscornia, que es tan potente, lo pone de manifiesto.

“MADE IN LANÚS”: Esteban Meloni, Malena Solda, Luis Brandoni, Cecilis Dopazo y Alberto Ajaka.

-¿Primera vez en teatro dramático?

-Sí. Nunca había hecho drama en teatro. Los ofrecimientos siempre venían para hacer comedia, que es donde más cómoda me siento. A pesar de que vengo de una amplia experiencia en el medio audiovisual haciendo drama. Por la profundidad de “Made in Lanús” me recuerda a la televisión de los ‘80, que tenía contenido y profundidad.

-¿Cómo manejaba la fama?

-Teniendo amigos muy a tierra. Teniendo una familia a tierra. También de respetar mis deseos y mis decisiones, dentro de lo posible, porque es muy difícil, cuando el mundo de afuera te exigía transar. Difícil era igual escapar a la cosificación, no sé cuántas tapas de revistas hice en ropa sexy, y las hacía porque pensaba que era el precio para tener trabajo. Esa parte fue terrible. Cuando tenés éxito todos quieren un pedazo de eso (pausa).

EL AMOR ES MÁS FUERTE

“La película persiste en la memoria por la búsqueda de la libertad de los personajes”, arranca Cecilia Dopazo sobre “Tango Feroz”, inspirada en uno de los pioneros del rock argentino, José Alberto “Tanguito” Iglesias Correa, que sigue sonando fuerte 30 años después del estreno.

“La acción sucede a fines de los ‘60, principios de los ‘80, en donde los jóvenes peleaban por la libertad de todos, manifestaban cambiar los misiles por flores. Eso justamente salió al choque con el momento en que se estrenó, que era pleno gobierno de Menem. Una ideología muy individualista que parece retornar, lamentablemente”, cierra la actriz.

PRIMERO VOCACIÓN

Santino y Francisco, los hijos de Cecilia Dopazo y Juan Taratuto, mamaron el ambiente artístico, entre guiones, set, cámaras y escenarios. Caminan las mismas huellas de sus padres, “lo más lindo del ser humano es la vocación y ellos van con las suyas, apasionados. No tuvieron duda en relación a lo que querían hacer, dedicarse al cine y la música.

-¿Eso explica el volantazo de fin de la década, cuando empieza a espaciar sus apariciones en el medio?

-Decidí hacer una pausa porque ya empezaba a repetir. Papeles que resultaban rutinarios y que hacían que fuera perdiendo las ganas de trabajar.

Paralelamente, formé mi familia, y mi marido (Juan Taratuto, a quien conoció en un rodaje) empezó a tener cada vez más trabajo.  Entonces eso hizo una homeostasis interesante: que pudiera explorar otras cosas en mi vida personal, hacer talleres, cursos, estar presente para mis hijos, y  rumbear otros rubros, como la conducción en Canal (á).

En los años 2000, Cecilia Dopazo eligió una carrera aceptando sus “propios ritmos”, en compañía de la familia, Juan y sus hijos: Santino y Francisco, que la volvieron a poner a la vista de todos en la versión teatral de José María Muscari “8 Mujeres”; participaciones especiales en “Graduados” y “Signos”. “Algo se modificó en mí, a nivel espiritual incluso, y volvió el deseo de actuar, de liberar el histrionismo que tengo naturalmente. Se me encendió la llamita con la obra Muscari, que hice en Buenos Aires y en Mar del Plata. Allá llevé a la familia y arrancó una segunda etapa en el oficio, desde otro lugar, explorando el teatro, la comedia, lugares de goce”, confiesa Cecilia quien se destacó en el reciente film “El garante”, y participó delante y atrás de cámara, en el guión, de la exitosa comedia de 2004, “No sos vos, soy yo”.

-Para una persona que trabaja la imagen, ¿qué motivó dejarse las canas?

La pandemia. Sin compromisos sociales y laborales, relajé, y acepté mis canas. Y, ¡me va muy bien! Dicen  mis amigas que eso hizo que cambié la energía y gane seguridad. Y lo creo.

Texto: Mariano Oropeza (Especial)